BLACK PANTHER – por Carlos Rubio

Cuando las expectativas e ilusiones hacia un proyecto como el de Black Panther van creciendo, el peso puede ser abrumador. No en vano, fue el primer superhéroe de color en la historia de los comics y, hasta hace apenas dos años, en el cincuenta aniversario de su nacimiento y con un rol protagonista en Capitán America: Civil War, sus apariciones audiovisuales habían rondado más el espectro de la animación. Sin embargo, esta larga espera se ha traducido en una película redonda, donde no solo prima la presentación formal del personaje, sino que hay tiempo para subtramas de espionaje, fantasía y, claro está, acción a raudales. Este buen momento de Marvel y Disney, que han tratado de atraer con sus últimas películas a un target más amplio de espectadores, coincide con el décimo aniversario del universo cinematográfico de Marvel, en el que Black Panther pone momentáneamente la guinda a un abrumador pastel de personajes elaborado con cocción vertiginosa y precisa.

La historia transcurre mayoritariamente en Wakanda, un país ficticio del continente africano. ¿Qué tiene de especial este país? Pues que es la fuente del metal más preciado y poderoso de la Tierra: el “vibranium”. ¿Suena familiar? Claro que sí: el escudo de Steve Rogers, más conocido como el Capitán América, está hecho de este metal. La película nos pone rápidamente en situación: el poder de este metal volvió recelosas a las tribus que moraban en los alrededores de los yacimientos y que, con tecnología creada a partir de esta aleación, hicieron cuanto estaba en sus manos para ocultar su poder del resto del planeta. Una especie de Atlántida moderna vamos, solo que a flote.

El príncipe T’Challa regresa al hogar después de haber perdido a su padre, el rey T’Chaka, en un atentado terrorista (eventos acaecidos en Capitán América: Civil War). Afligido y lleno de dudas, toma las riendas de su país, siendo nombrado rey. Sin embargo, no renuncia a ser Black Panther, el guerrero protector de su gente; una misión que solo el mejor de su estirpe puede ejercer. Además, T’Chaka quiere vengarse del asesino de su padre, y solo la fuerza de Black Panther puede otorgarle esa oportunidad.
La película juega muy bien con los claroscuros emocionales del honor y el deber, mostrando una lucha interna por llevar no solo a Wakanda a mejor puerto, sino al resto del planeta también. Con unos personajes fuertes y convincentes, un colorido exuberante, que muestra con orgullo las raíces africanas del héroe y su gente, y una música étnica que te deja sin respiración y con ganas de bailar, Marvel firma una de las mejores películas de presentación de personaje hasta la fecha. Quizá haya sido primordial el hecho de haber comenzado con casi diez años de retraso su puesta de largo, pues el proceso de introducción de sus protagonistas clave está ahora más que decantado.
Black Panther es la continuación de esa brisa de aire fresco en el mundo de las películas de superhéroes, donde el cambio radical empezó hace no tanto, tímido y tenue, con el primer alejamiento de los dramas oscuros y tortuosos, llenando el aire, por fin, de colores y personajes vivos y esplendorosos. Como debería de ser.

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